Acompañar a la comunidad educativa es participar en la creación de un mundo mejor.

Hay que mejorar el mundo. Eso ya lo sabemos. La pregunta es cómo.  Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos indican cuáles son los desafíos a los que nos enfrentamos como especie. Todos los talleres de escritura tienen como metodología el fomento a la lectura y como ejes transversales un montón de temáticas que se suman a las pequeñas acciones vinculadas a los ODS. Mejorar el mundo no es tarea de quien tenemos al lado. Nos corresponde hacer nuestro aporte, pero lo mejor es que estaremos allí para disfrutarlo. 

A lo largo de más de 20 años visitando escuelas como autora invitada le fui cogiendo amor a la actividades de animación a la lectura y la escritura. Ya no eran solo mis libros. Eran todos aquellos libros que transformaron mi vida. Al ver tantas emociones desbordadas en niñas, niños y adolescentes me di cuenta de cómo la escritura podría cambiar sus vidas. Entonces me formé en enseñanza de escritura con el National Writing Project de la Universidad de Plymouth, New Hampshire. Cuando descubrí que los resultados de mis talleres me daban mucha, muchísima información sobre lo que estaba sucediendo en sus vidas, familias y comunidades escolares empecé a formarme en Psicología. Esto con doble intención: aprender cómo canalizar sanamente las emociones que surgían en el aula y para mejorar las técnicas en investigación educativa. Por ejemplo, en el taller de escritura de cómic no se trata simplemente de que cada estudiante salga con los saberes que necesita para hacer sus propias novelas gráficas, es todo lo que crecemos como comunidad de escritura en ese proceso. La experiencia certifica que funciona. Solo falta que tú te sumes a esta gran transformación: de adolescentes en aislamiento  a artistas llenos de orgullo que se desarrollan en su pasión.